Furia de Melissa deja a muchos cubanos damnificados o sin hogar
El pescador cubano Alexis Ramos pasó la madrugada del miércoles en la costa de Santiago de Cuba (este) tratando de proteger el bote con el que se gana la vida, pero cuando retornó a su casa, la furia de Melissa la había convertido en escombros.
"Me encontré la bomba esta", dice Ramos a la AFP, mientras observa su vivienda reducida a un amasijo de ladrillos, pedazos de concreto y tejas de aluminio. Con ayuda de familiares intenta recuperar algún material útil de lo que fue el hogar de sus padres y donde echó "la juventud entera".
En esa pequeña casa de ladrillos y tejas de hojas de zinc vivía con su hija y sus dos nietas. Con la tristeza marcada en el rostro, asegura que "no tiene idea" de lo que va a hacer porque "todo está carísimo".
El huracán arribó en la madrugada del miércoles al este de Cuba, luego de golpear Jamaica con la fuerza de un huracán de máxima categoría 5 en la escala Saffir-Simpson. Por la tarde abandonó el territorio cubano para dirigir su devastadora trayectoria hacia Bahamas.
Melissa ha causado inundaciones en ciudades y pueblos, destrozos en infraestructuras, cientos de miles de evacuados, cortes de energía y una treintena de muertos en la región desde el fin de semana.
Varias localidades carecen aún de servicio telefónico y también fue suspendido el servicio eléctrico y bombeo de aguas.
La tormenta agrava la situación en Cuba, que enfrenta una profunda crisis económica y de energía eléctrica, con escasez de combustible, de alimentos y medicina, además una fuerte transmisión de oropuche, dengue y Chikungunya.
La embajada de Alemania anunció en X una donación de 330.000 dólares para ayudar a los damnificados, mientras la representación de Noruega informó sobre una contribución de 38.000 dólares para curar estas enfermedades transmitidas por mosquitos.
- "Perder todo" -
Por el momento, el mayor precio en vidas lo ha pagado Haití, que reportó este miércoles otros 20 muertos, lo que eleva a 23 el total en el país. Además, tres personas murieron en Jamaica antes de la llegada del huracán, tres en Panamá y una en República Dominicana.
Melissa no escatimó en estragos en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más importante del país con 500.000 habitantes.
Sus fuertes vientos dejaron a su paso casas y comercios derribados, techos desprendidos, calles inundadas y repletas de árboles, además de postes eléctricos o escombros esparcidos por todos lados.
En una vista panorámica desde la azotea de un edificio se pudieron observar las calles anegadas.
A unas dos cuadras de la casa del pescador vive Mariela Reyes, una ama de casa de 55 años. El techo de su vivienda voló sin parar hasta caer en la siguiente cuadra.
"No es fácil perder todo lo que uno tiene. Lo poco que tienes", explica Reyes desanimada. El martes logró resguardar su televisor y otros electrodomésticos en la casa de su hermana.
- "Se fajó con los árboles" -
Grupos de vecinos salieron temprano con machete en mano para cortar troncos de árboles que Melissa sacó de raíz y que bloqueaban las calles de la ciudad.
"Melissa sí que se fajó (luchó) con los árboles, dejó a Santiago pelada, sin vegetación, y esa es una de las cosas más lindas de esta ciudad", lamentó Ania Domínguez, de 35 años.
Las inundaciones impedían el paso en los caminos hacia pueblos costeros, ubicados al este de Santiago de Cuba.
En San Miguel de Parada, una localidad de las afueras de la ciudad, un granjero permanecía al lado de sus tres ovejas, que se ahogaron por la subida de un río y yacían sobre el asfalto.
Con el agua hasta la cintura, otro campesino avanzaba empujando una tabla improvisada donde su perro temblaba mojado. A sus espaldas, una desvencijada casa de madera apenas se mantenía en pie en medio del río y un colchón iba a la deriva.
F.A.Correa--GBA